Spoiler: incluye escaleras asesinas, peces cotillas y una cena en modo healthy crew.
El Día 2 nos llevó a un sitio tan bonito como cabrón:
Cala del Cap Roig, una de esas playas de postal… pero con acceso tipo prueba de resistencia de “El Conquistador del Caribe”.
🧗♀️ Escaleras asesinas y vista de infarto
Para llegar a la playa tienes que ganártelo:
escaleras empinadas, rodeadas de pinos y con vistas que compensan… si sobrevives.
Bajar no es el drama, pero subir con niños, nevera y flotadores es como hacer crossfit con vistas al mar.
Eso sí, una vez abajo:
agua cristalina, peces por doquier, y una cala preciosa, ideal para hacer snorkel y jugar a “dónde está Nemo versión mediterránea”.
Las niñas felices, en modo sirenas con gafas.
Nosotros, con dolor de pies (porque seguimos sin las water shoes, error de novatos), pero felices.
🚽 Baños: el gran plot twist
No hay baños públicos.
Solo los del chiringuito. Pero ojo:
si te tomas algo no te garantizan acceso. Literalmente, un baño con condiciones.
Así que apunta:
🌟 “Pipi estratégico antes de bajar las escaleras del infierno” 🌟
🥾 Paseo costero nivel Pinterest
Desde la cala puedes hacer un paseo precioso costeando todas las calas de la zona.
Ideal para pasear al atardecer, tomarse fotos como influencer mindful y contar historias de piratas (o influencers que se cayeron haciendo reels).
🏡 Cierre deluxe: amigos, piscina y cena
healthy
El día terminó como deben terminar los días top:
en casa de unos amigos, con piscina privada, risas sin filtro y cena healthy que ni en Instagram.
Tortilla de patata, ensaladas, cosas sin gluten y conversaciones que valen más que el mejor hotel.
✨ Moraleja del día:
Si quieres playas salvajes, prepárate para sudar, escalar y hacer pipí en modo ninja.
Pero si encima acabas en una piscina con amigos, lo demás se olvida.
Eso también es lujo. Del de verdad.
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